Crónica de una fila anunciada: Comprando el iPhone 3G
El nuevo iPhone 3G tuvo ayer una entrada triunfal al mercado: miles de compradores hicieron cola por horas (y en algunos casos, días) en las diferentes tiendas alrededor del mundo que ofrecieron el producto desde las 8 de la mañana.
En Estados Unidos, las ventas fueron estelares: AT&T anunció a sus clientes que las unidades se habían agotado y empezó a ofrecer la opción de pre-ordenar el equipo, un proceso que tardaría de 3 a 5 días para que el comprador pueda recoger el aparato en la tienda, una vez pagado y activado.
Yo y mi esposo fuimos parte de la fiebre del iPhone que se sintió ayer en la ciudad de Nueva York, pues compramos dos unidades de 16GB: una para mí y una para nuestro querido amigo Víctor Prieto, propietario de Puntomac.
Para ser sincera, no me convertí en parte del grupo de fiebruses que han estado esperando con ansias la llegada del iPhone hasta hace como una semana. He tenido el iPhone 8GB de primera generación desde Septiembre pasado y sentía que éste llenaba todas mis necesidades, por lo que el anuncio del 3G solo provocó un poco de curiosidad.
Sin embargo, cuando se me presentó una oportunidad de vender el iPhone que ya tenía en un precio que me permitía comprar el 3G con sólo poner una minúscula diferencia, empecé a sentir el entusiasmo y acelere de quien se prepara para adquirir una nueva tecnología en el día que sale al mercado. Empecé a buscar -y encontrar- deficiencias en mi equipo actual, y a compararlo con el flamante nuevo aparato que estaba a punto de comprar. Este proceso resultó muy divertido para mi esposo Randy, quien también tiene un iPhone 8GB de primera generación y considera que el cambio aún no vale la pena “ a decir verdad, las principales modificaciones vienen en el software, que se puede actualizar gratis a través de iTunes-.
Aunque no estaba segura de si calificaba para cambiar mi equipo o no (gracias a informaciones contradictorias de AT&T); decidí ir con mi esposo a la tienda de AT&T más cercana a nuestra casa, la de la Calle 43 y Broadway, en el corazón de Times Square. Ya con un ánimo más calmado (luego de un mini-ataque de ansiedad al contemplar la posibilidad de no poder obtener el nuevo iPhone), decidí que lo compraría sólo si calificaba para el cambio “claro que no iba a pagar $499 nada más por Internet más rápido y diseño más ergonómico-.
Hicimos turnos para hacer fila desde las 5:30 de la mañana: él se fue primero en lo que yo me preparaba para salir y luego él vino y se puso su ropa de trabajo en lo que yo hacía fila. Para cuando él llegó, ya habían unas 15 personas esperando ansiosamente la apertura de la tienda; cuando yo fui a relevarlo, habían más de 50 haciendo cola. Para algunos -como el comediante recién mudado de Ohio que tenía dos semanas sin teléfono porque estaba esperando el lanzamiento-, éste era su primer iPhone; para otros “como el fisiculturista de New Jersey que creía que sabía más de Apple que Randy, que es Mac Genius- era la atracción de cambiar algo bueno por algo nuevo y mejorado su razón de comprar el nuevo modelo.
El personal de AT&T mantuvo el orden desde horas antes de abrir la tienda, preguntando a los que esperaban si iban a iniciar un nuevo contrato o a cambiar su equipo, para luego informarles si calificaban o no. Nosotros no tuvimos información concluyente hasta entrar a la tienda porque tenemos varios números en nuestra cuenta y no estaba muy claro si había alguno elegible.
Como fuimos del segundo grupo de clientes que entraron a la tienda (porque todo fue muy organizado, por grupos y sin molotes) tuvimos que esperar afuera hasta las 9 de la mañana. Los servidores de Apple y AT&T estaban sobrecargados de solicitudes de activación y actualización del iPhone OS, lo que hizo que el proceso se dilatara mucho más de los 15 minutos anticipados. Sorprendentemente, los servidores no colapsaron.
Luego de enterarme en la tienda que soy elegible para comprar un nuevo iPhone sin penalidad, me decido por el 16GB blanco (casi todos los otros celulares son negros, duh). Compramos también el iPhone de Víctor y nos fuimos con distintos rumbos: Randy a su trabajo (llegó tarde pero lo perdonaron porque fue comprando el iPhone que se retrasó), y yo a casa, a llamar a mi trabajo con una tristísima historia de por qué no puedo ir, y a pasarme el día entero tratando de conectarme a iTunes para poder registrar y activar mi equipo.
Esperen el próximamente el full review¦
(Fotos cortesía de CNET).
Update: Ayer sábado pasé por la tienda de AT&T de Times Square nuevamente, para arreglar un asuntito con el 3G. Según el representante que me atendió, los iPhones que la tienda tenía para venta se agotaron antes del mediodía del Viernes (en otras palabras, en menos de 4 horas).